Coaching
Éxito pedagógico - Maurice Pieron
 
Decir que la enseñanza y los enseñantes han entrado en una era de control de las responsabilidades es casi un tópico. Durante décadas, la sociedad ha invertido cada vez más dinero en una empresa llamada Educación, que raras veces le ha rendido cuentas de los resultados de su inversión. Sus medios no son ilimitados y sufren, además, los efectos de una crisis universal en la que se pone en tela de juicio el concepto de crecimiento continuado. No cabe duda que, pensar que por aportar más dinero o más tiempo a la enseñanza se dará una mejora automática, es simplista y absolutamente carente de sentido en la realidad.

El primer paso de una investigación para evaluar el éxito pedagógico debería consistir, lógicamente, en establecer una definición del buen enseñante. Esta es una empresa sin duda delicada y nada fácil, incluso podría decirse que imposible.

Simplificando al máximo, podría decirse que la eficacia de un enseñante consiste en alcanzar los objetivos que él se ha fijado. En el caso de la enseñanza de las actividades físicas, estos objetivos son muy numerosos y hasta excesivos; tanto es así que algunos revisten aspectos idealistas y a veces utópicos. Entre ellos, algunos resultan fáciles de evaluar, como pueden ser, por ejemplo, el desarrollo de las cualidades atléticas, resistencia, fuerza, velocidad, flexibilidad… En cambio, la medición de otros objetivos resulta mucho más delicada y, en ciertos casos, imposible. Estamos pensando en la evolución de comportamientos, valores o conceptos tales como la cooperación, la creatividad o la deportividad (“fair play”). Así pues, para hablar de eficiencia, o mejor aún, de éxito pedagógico, será necesario definir muy claramente los objetivos que se pretenden alcanzar.

Tal y como ya lo hemos señalado en la introducción, consideramos al enseñante de las actividades físicas como un profesional responsable, que pretende favorecer en sus alumnos la adquisición de habilidades, actitudes y valores. Su acción no se reduce simplemente a la de una persona cuya labor consiste en organizar encuentros para sus alumnos y en abastecerlos del material necesario. Nuestro estudio se circunscribe en esta óptica de plena responsabilidad.

Intentar alcanzar objetivos de desarrollo y de aprendizaje, no significa necesariamente aburrimiento; el placer no queda excluido, ni tampoco el disfrute, la distracción, en un ambiente positivo y agradable de participación. 

CARACTERISTICAS DE UNA ENSEÑANZA EFICAZ

Sidentop (1983) nos ofrece un correcto resumen de los principales resultados obtenidos en la enseñanza general. La enseñanza eficaz es la que encuentra los medios para que los alumnos se sientan comprometidos adecuadamente en la materia y ellos durante un porcentaje elevado de tiempo, sin tener que recurrir a técnicas o intervenciones coercitivas, negativas o punitivas. Los ingredientes esenciales de la eficacia escolar podrían ser los siguientes:

  • Un porcentaje elevado de tiempo dedicado a la materia de la enseñanza;
  • Un elevado índice del contenido de la enseñanza dedicado a las habilidades de los alumnos; ello contribuye a lo que podríamos llamar una pedagogía de éxito;
  • El desarrollo de un clima positivo en la clase;
  • El desarrollo de estructuras de trabajo en clase, encaminadas a favorecer el compromiso motor (segundo punto citado) sin alterar el clima positivo;

Es preciso hacer hincapié en que no existe un exclusivo y único medio de responder a estos criterios, y que éstos no son independientes.

CARACTERISTICAS DE LA ENSEÑANZA INEFICAZ

La permisividad, la improvisación, la falta de estructuración del trabajo en clase e incluso la elección de los objetivos de aprendizaje realizados por los propios alumnos, son factores que parecen influir negativamente en la calidad de los resultados obtenidos y en la actividad favorable frente a la escuela.

Añadiremos también que existe una relación bastante clara entre los resultados escolares y la actitud manifestada por el niño con respecto a la escuela. El 75% aproximadamente de los estudios revisados por Medley (1977) señalan que los modelos (“patterns”) de enseñanza que producen los mejores resultados, se corresponden también con esta actitud más favorable. El éxito y el triunfo en el aprendizaje hacen que se tenga más aprecio a esta escuela.

En la revisión de estudios realizada por Medley (1977) se pone de manifiesto que las estrategias de enseñanza que, generalmente se asocian con resultados deficientes, se caracterizan por un elevado índice de críticas de los alumnos frecuentes intervenciones encaminadas a suprimir los comportamientos inadecuados de los mismos, más tiempo dedicado al control de la clase, menos estructuración de las actividades, recursos menos frecuentes a las interacciones improvisadas para mantener la disciplina, menos tiempo de aprendizaje y menos materia enseñada durante este tiempo (Stallings, 1976; Everston & Brophy, 1978; Berliner, 1979).

VARIABLES QUE DEBEN FAVORECERSE WN LA ENSEÑANZA DE LAS ACTIVIDADES FISICAS. EL REFLEJO DEL ÉXITO PEDAGOGICO

Nuestras opciones van a derivarse de diversas fuentes:

  • De los resultados procedentes de la enseñanza general. Somos conscientes de las diferencias existentes entre una enseñanza cuyo fin es la adquisición de conocimientos por un grupo de alumnos sentados en una clase, y una enseñanza que persigue la adquisición de habilidades motrices destinada a alumnos en movimiento, y en condiciones totalmente diferentes.
  • De la comparación de los comportamientos observados en maestros experimentados y en enseñantes principiantes.
  • De los resultados de estudios basados en las unidades experimentales de enseñanza. En dichas unidades se establece una relación entre el comportamiento de docentes y alumnos y los resultados de éste. Hay que advertir que no se puede generalizar a la ligera, ya que estas unidades experimentales de enseñanza las constituyen situaciones simplificadas de un complejo conjunto, a saber, la clase. En dichas unidades, se reduce el número de alumnos, el tiempo de enseñanza, la complejidad de la situación. Por hacer una comparación aclaratoria, podríamos decir que sería como un encuentro 5 contra 5 en baloncesto en todo el campo, con respecto a un 3 contra 3 en medio campo. Se observa actualmente un esfuerzo con miras a llevar a cabo este tipo de estudios con clases completas, en condiciones absolutamente normales (Piéron & Graham, 1984):
  • De la comparación de la realidad de la clase con lo que preconiza tanto los programas como las metodologías.

En la enseñanza de las actividades físicas, cuatro elementos parecen desempeñar un papel esencial en la persecución de la mayoría de los objetivos que se pretenden alcanzar: el tiempo durante el cual el alumno se encuentra en actividad motriz (igualmente llamado tiempo de compromiso motor), el ambiente que le rodea para participar en la actividad de la clase, las reacciones a sus realizaciones motrices y la organización del trabajo.

  • Compromiso motor. Se trata del tiempo efectivo durante el cual el alumno está realizando una actividad motriz durante la sesión de educación física. Los resultados de los estudios que hemos llevado a cabo, indican que este tiempo de compromiso motor ha de acompañarse con precisiones sobre conceptos de especificidad (Piéron y Piron, 1981) y de éxito en la tarea (Piéron, 1982; Phillips & Carlisle, 1983). Asimismo, el concepto de éxito se ha visto confirmado en determinados estudios de tipo proceso-resultado, realizados en el ámbito de la enseñanza general (Berliner y Tikunoff, 1976; Rosenshine, 1976). Se considera el tiempo dedicado a la tarea como el mediador a través del cual la instrucción y las intervenciones del enseñante se transforman en aprendizaje para los alumnos. Volveremos más detenidamente a esta cuestión cuando tratemos el tema de los comportamientos y actividades del alumno durante la sesión de educación física.
  • Clima positivo. Este debería reinar siempre en la clase. Son varios y diversos los objetivos perseguidos por la enseñanza de las actividades físicas, siendo uno de los principales el desarrollar el deseo de seguir practicando las actividades físicas una vez liberado de las obligaciones escolares. Pero solamente podrá desarrollarse una actitud positiva hacia las actividades físicas, cuando se hayan obtenido éxitos con su práctica (volvemos aquí al tema del éxito y el triunfo, ya mencionado anteriormente), y cuando dicha práctica se haya realizado de forma agradable, en un clima de apoyo y de aliento por parte del enseñante.
  • Una información frecuente y de calidad sobre el estado de las realizaciones motrices del alumno. En el campo de aprendizaje motor, se considera la retroacción (“feedback”) como un concepto clave. En los estudios relativos al aprendizaje, el “feedback” queda a veces reducido al solo concepto de conocimiento de los resultados, considerado como un esfuerzo, ya que informa sobre el carácter correcto o incorrecto de la respuesta. No es posible un progreso continuado sin esta información regular. En la enseñanza, la reacción del docente ante la realización motora o ejecución va más allá de la mera información sobre el éxito o el fracaso, ya que pretende indicar los medios que el discípulo o el alumno puede o debe elegir para mejorar y, además, puede contribuir a que se descubran estos medios. La reacción se sitúa en el punto de unión de dos fenómenos: la enseñanza y el aprendizaje. Conviene añadir que el hecho de informar al alumno sobre sus ejecuciones es, sin duda, para él, muy interesante, con miras a si afán de mejora.
  • La organización del trabajo en clase. Si se quiere disponer del mayor tiempo posible para el desarrollo de la actividad individual, y al mismo tiempo, aumentar la frecuencia de las reacciones a la ejecución del alumno, es absolutamente necesaria una cuidada organización de las condiciones de práctica de la actividad. Por otra parte, tal organización contribuirá a simplificar los problemas de comportamiento y de disciplina en clase.

En resumen, nuestra elección metodológica implica el que la enseñanza aumente las ocasiones de práctica que se ofrecen al alumno, proporcionándole una mayor y mejor información sobre sus realizaciones motrices, todo ellos en un ambiente positivo de aprobación y aliento y habida cuenta de que estos tres últimos objetivos no se conciben sin una organización muy precisa del trabajo que vaya a realizarse en clase.

 

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