Universidad Católica se había transformado en la "bestia negra" de los reñaquinos, que desde el 2004 venían perdiendo ante ellos en semifinales o en el duelo decisivo.
A lo anterior se agrega que en la fase regular de este año nunca lograron derrotarlos. Pero a su favor tenían el ser los mejores de la temporada, tanto en la tabla como por la cantidad de puntos anotados.
Pero las finales hay que jugarlas y ganarlas, y al parecer Old Mack's aprendió la lección, pues si bien no pudo armar su vistoso y característico juego de manos con rápidos y hábiles punteros, sí aguantó aplicándose en defensa y contrarrestando la supuesta supremacía física que tienen los cruzados con un maul de más peso y de extrema potencia.
En el otro lado de la vereda, los de la franja, que ayer vistieron de rojo, entraban confiados por las estadísticas que tenían a su favor. Sumado a lo anterior estaba la ventaja que implica la extraña designación de la cancha de San Carlos, que se supone era neutral.
El partido comenzó increíblemente favorable para los reñaquinos, ya que a los tres minutos Tomás Vivanco depositó la ovalada en el ingoal cruzado, tras el empuje del maul que doblegó la inusitadamente débil resistencia de los jugadores locales. Pero la posibilidad de estirar las cifras fue desaprovechada por el casi infalible Benjamín Omegna en la conversión, quedando el marcador 5-0.
En los últimos cinco minutos de la primera parte, Old Mack's esbozó una reacción, pudiendo quedar en ventaja, pero lastimosamente Omegna tampoco estaba demasiado fino y desperdició un claro penal cuando el cronómetro ya expiraba, lo que habría significado irse al descanso en ventaja.
En el complemento, Old Mackayans entró nuevamente con el pie derecho. Al minuto Omegna no falla y logra concretar un torpe penal cedido por Católica, ante la rechifla de los seguidores cruzados, quedando 8-6 en ventaja.
De ahí la historia del primer tiempo se volvió a repetir, los de la V Región aguantando con todo las embestidas de los capitalinos, que trataban por todos los medios de descontar en el marcador o encontrar algún error de los backs, lo que no sucedió.
Viendo esta realidad, Sergio Delgado realizó el cambio del partido: hizo ingresar a Francisco Cruz, quien le dio gran solvencia a la retaguardia, tomando todas las ovaladas que venían por aire, junto con realizar sendas patadas, dándole tranquilidad y un respiro a la defensa. Además, entró al campo de juego Carlos Bedoya, quien refrescó la labor de los delanteros que ya acusaban el desgaste por la fuerza de sus rivales. Como ya es costumbre, el "Gordo" puso toda su potencia y buen rugby al servicio del equipo.
El maul cruzado avanzaba y ganaba metros, mientras los albiazules se cuidaban de no provocar ningún penal para no alterar el 8-6, pues a esa altura significaría perder nuevamente una final ante su "bestia negra".
Pero la suerte ya estaba echada, el maleficio roto y finalmente el trofeo viajó a Viña del Mar, convirtiéndose en la quinta copa para los oriundos de Reñaca sumándose a las conseguidas en las temporadas '78, '81, '82 y 2000.
"Demostramos que somos los mejores"
Al término del partido, José Luis Labbé corrió a la tribuna, ahí se encontró con su padre, Ángel, ex manager y jugador del equipo en la década del '70, se abrazaron y lloraron juntos por algo que parecía tan cercano, pero a la vez tan lejano, y que finalmente se concretó: la corona 2008.
Consultado sobre el resultado final, Labbé no pudo hilvanar mayor análisis técnico y con lágrimas en los ojos sólo se limitó a decir que este es "el mejor día de mi vida, lejos. Este es un trabajo de cuatro años con gente muy joven, creo que se reflejó que somos los mejores de Chile".
Pese a que Universidad Católica los amargó durante cuatro años, al parecer la "mufa" ya está eliminada. Así lo dejó entrever el rápido fly, aludiendo que ya no les importa la historia reciente. "Estamos felices por ganar acá independiente que haya sido Católica, equipo al que siempre nos ha costado ganarle, lo importante es que somos los campeones", subrayó.
