Urú Curé jugará su segunda final nacional consecutiva. Lo consiguió en su cancha y tras vencer 25-16a Marista de Mendoza, en una de las semifinales del Torneo del Interior A. El próximo sábado, en Soles del Oeste, disputará la final con otro equipo mendocino, Los Tordos. Lo espera una semana para seguir soñando.

El exitoso presente de Urú Curé parece no tener fin. Se nota adentro y afuera de la cancha. En las sonrisas de su gente, en su tribuna completa, en las charlas de bar. Y en el espíritu de un grupo de muchachos que deja la piel en el campo y termina envuelto en un solo abrazo y un solo grito, cuando la tensión de 80 minutos desgastantes libera la euforia por saberse nuevamente finalista de un torneo nacional.

No le resulta sencillo vencer a Marista, quedó claro en la final del Interior B del año pasado y volvió a repetirse ahora. Arrancó bien y en el primer cuarto de hora se puso 10-0 por un penal y una conversión de Boehler y un try de Pispieiro, de gran juego. Pudo ser mayor la diferencia porque construyó un par de ataques con superioridad numérica, pero falló en la definición, un déficit que debe mejorar. La ecuación es sencilla: a mayor nivel, mayores exigencias y adversarios de más jerarquía que suelen no perdonar.

Entonces, Marista se recompuso de la mano de Roccuzzo, que siempre juega bien. Se puso a cuatro puntos, pero el local cerró el parcial con un try fruto de la confianza: con uno menos (estaba amonestado Nico Achilli) y con penal a favor eligió jugar el line y la acción concluyó con try de Juani Bernardini, que redondeó un muy buen partido antes de viajar a Sudáfrica con Los Pumitas.

El segundo tiempo amaneció con un try de Marista al minuto. Estaba claro que habría que sufrir. A los 10 Roccuzzo con un penal puso a Marista a un punto y la cancha era un hervidero. Un minuto antes Viale había golpado con alevosía a Bernardini y la sacó barata: solo amarilla, igual que Oberti. Pareció un castigo desproporcionado.

Cignetti, otro de gran partido, apoyó a los 15 luego de un ataque por varios frentes y estiró la diferencia, pero solo a seis: 22-16. Un manto de tensión cubría Soles del Oeste, al tiempo que el juego entró en un vértigo y desorden poco aconsejable para el local. Marista atacó como suele hacerlo, a partir de cualquier pelota, y el partido estaba abierto. Hasta que a los 37, en pleno ataque mendocino, con un penal a favor frente a los palos Marista pide scrum. Era la jugada del partido y el pack de Urú respondió con entereza. Ganó el empuje y gestó un contraataque que terminó con penal a favor, acierto de Boehler y final asegurada para un equipo que sigue superando sus propias marcas.