Festejo y Tranquilidad

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09.10.2007 | 12:12
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Por Martín Sardá desde Francia
Especial para RugbydeCuyo

La gran noche ya pasó. Jugadores, todo el staff, hinchas y todo el país disfrutaron del éxito ante Escocia, y de la fiesta por haber ingresado al privilegiado lote de los cuatro mejores equipos del mundo, por primera vez en la historia.

Pero es hora de volver al trabajo, es momento de pensar en lo que viene y lo que vendrá.

Los triunfos deben festejarse, porque es parte de una buena preparación y el seleccionado argentino merecidamente tuvo el lunes para descansar y bajar un poco el ritmo frenético que traía.

No sólo por la ansiedad contenida, la adrenalina liberada y los nervios desatados, el día después y el paso del tiempo dan lugar a la reflexión, estimulan el análisis y otorgan un reconocimiento de las virtudes, pero también de los defectos a corregir.

La fase de clasificación fue perfecta. Los Pumas rindieron al máximo nivel, se mantuvieron durante más de tres semanas arriba y era lógico que un bajón anímico o simplemente una merma de concentración y rendimiento los afectara.

La ajustada victoria en cuartos de final, con su infartante desenlace, dejan en evidencia -como lo señaló el propio Marcelo Loffreda-, que el mayor adversario era la esperable curva descendente después de haber estado tanto tiempo en la ascendente.

Igual Los Pumas sacaron una vez más su garra y su espíritu de lucha. Defendieron a dientes apretados los laureles que supieron conseguir y no dejaron que el 15 del Cardo les pinchara el globo.

Aunque el sábado el hemisferio norte dio vuelta el mapa y dejó al mundo tal cual nos lo han presentado en las cartografías; y al otro día Fiji también dio indicios de sorpresa.

Entonces, la confianza decayó, los nervios se apoderaron de todos, jugadores y público pintaron un paisaje enrarecido, que sólo estalló en algarabía y delirio cuando sonó el pitazo final.

Argentina se sobrepuso a la presión extra de ser favorito y sacó adelante un triunfo trabajoso, muy difícil y merecidamente lo festejó.

Los Pumas tuvieron su descanso, disfrutaron en familia, repasaron y gozaron cada momento de su propia epopeya, pero ya volvieron al trabajo con la vista clavada en Sudáfrica.

Otra vez respiran y llenan sus pulmones de orgullo, humildad y perseverancia para seguir adelante. Faltan pocos días para las semifinales y Argentina vuelve a empezar.

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